domingo, 19 de febrero de 2017

RELATIVA GRAVEDAD




Cuando no se qué pensar,
porque llevo cuatro horas colocando calcetines
o
recorro Madrid sumido en un atasco
con la radio del coche rota
o tengo la impresión que el calendario
me dobla en eficiencia y velocidad,
suelo pensar en ella.

Entiendo que es algo que le pasa a todo el mundo.

puedo verlo en las miradas,
a través de los cristales, todos
buscamos la manera
de dar a todo esto algo de sentido,
de hacerlo llevadero,
amaestrando el colador de los motivos.
Así, cada caída
se permite la oportunidad de jugar hacia arriba
o pegar un planeo aparentemente interminable.
Me entenderás,
si también has coincidido en algún puto
de esa gravedad
que se ríe del planeta y las manzanas.

«ANTES DE LOS BÍPEDOS, TODO ERA POESÍA» Batania (Neorrabioso).





Esta mañana, en el curro, un niño caminaba torpe e inocentemente hacia la estantería donde descansan, a apenas unos palmos de su pequeña mano exploradora, unas pelotas de espuma de un vivo color verde, soportando una tensión inaguantable, a todas luces desdichadas en su estricto orden. El padre le ha recriminado: «¿Se puede saber qué haces? Haz el favor de estarte quieto.»
El niño, desde abajo: «Papá, si me abrazas, llego.» 
Le miraba, intentando comprender quiénes somos los adultos para impedir rodar en libertad. Antes de aprender a pedir permiso, los niños son poesía sin querer.