domingo, 14 de enero de 2018

PAISAJES DE INTERIOR



I

Dentro de mí, siempre es otoño.
A veces, un otoño grato,
palabras como edredones y paredes de cristal.
Otras veces, un otoño hostil,
de cerrojos y sillones de dentista.
Una vez al año –es algo cíclico-,
la ciudad siente lástima de mí
y se pone a jugar conmigo:
desorganiza todo
en plácida caída,
extrañamente confortable.


II

Invierno es una madre
gritándole al teléfono:
lo sé, Rafa
lo sé,
pero los niños
necesitan calcetines



III

Me ha preguntado mi jefe
si quería quedarme un par de horas,
había curro y las iba a cobrar festivas.
Le he dicho que, por amor,
soy capaz de hacer cualquier cosa.
Se ha reído.
Me he ido a mi casa.



IV

Me marché justo antes
de que se agotara la pasta de dientes,
antes de tener que salir a por una bombona,
cuando tocaba cambiar la bolsa de basura
y la nevera helaba de vacía.
Ahora que estoy aquí
tan solo que me ahoga el aire que me sobra
y apenas gasto pasta de dientes,
echo de menos terriblemente
esa manera de compartir
la necesidad.



V

Llamé sólo para decir que
de verdad
lo había pasado bien
(…)
mis ahoras
suelen ser
siempres
demasiado tarde.



VI

Se mira, siempre que pasa por delante
y coquetea,
levantándole un ladrido de confeti,
una herida de narcisos blancos.
Yo, represento un ritual muy parecido,
cada vez, al del espejo.



VII

Nos habíamos acostumbrado a caminar muy juntos,
debajo de un paraguas tan pequeño, que
ahora que la vida paga los atrasos,
no sabemos qué hacer
con tanta suerte.



VIII

Podría ofrecerte varias maletas
hasta las costuras de motivos,
madre, agotar la obstinación del mar
pintando realidades de ceniza
y corazones de sandía.
Tú me enseñaste el remo de a contracorriente,
que deja las razones tejiendo mapas,
a vivir y combatir en cada búsqueda.




IX


Una le tira la pelota y la otra corre detrás.
Luce el sol con decisión,
aunque voy a trabajar, es un buen día.
Disfruto lo que hago y, cuando vuelva,
estará tirando la pelota, la otra correrá detrás,
mientras cae el sol del día cansado.
Parece que la vida concede treguas.
Sucede a veces,
cuando la felicidad se pone a jugar con tu suerte.


No hay comentarios:

Publicar un comentario